Fumarolas : 16 febrero 2015
Fragmento
Sigo con las cartas de Unamuno. Hay que llevar cuidado, don Miguel, con lo que se escribe: nunca se sabe quién puede leerlo después. ¿Cómo se le ocurre decir en una carta: ”No trago a esa gente, entre la que usted vive?: me parecen huecos, mafiosos y tontos; el andaluz es una especie inferior en España; no sé qué idea le merecen a usted, pero yo no los resisto”.
¿Cómo no pensó que, igual que yo ahora, podían leer su carta otros que no fueran Timoteo Orbe a quien iba dirigida? Solo por ese juicio se habrá ganado la enemistad de una Región tan linda como es Andalucía; porque estoy seguro que los andaluces lo habrán leído hasta con lupa.
Hay que decir lo bueno que podamos decir de alguien, y si no sabemos nada, lo mejor es callar. Esta regla que es buena para el trato verbal con la gente, se hace necesaria cuando escribimos. Las palabras se las lleva el viento, pero lo escrito permanece.
Francisco Tomás Ortuño. Murcia
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