Fumarolas : 26 febrero 2015
Fragmento
…
-¿Ya estás aquí? -me preguntó.
-¿A ti qué te parece? -le respondí-. Uno dijo a su amigo –seguí yo-, que llevaba un conejo en sus brazos: “¿Qué llevas ahí?”. Y el otro le contestó: “Un pollo”.
-¿Cómo un pollo?, yo veo que es un conejo.
-Entonces, ¿para qué me preguntas? Y en tu caso es igual, si me ves, ¿cómo voy a estar fuera? Hay preguntas que sobran –finiquitó el primero.
-¿Y a qué has venido?
-Eso es más lógico, aunque sea imprudente. Digo lo primero porque tu pregunta es razonable. Pero es imprudente, porque hay que respetar la intimidad de las personas. Preguntar a qué has venido es cruzar la frontera de lo personal. Debemos respetar la vida privada de los otros.
-Vale, perdona, no me lo digas si no quieres.
-No tengo inconveniente: he venido a bla,bla, bla… Y a la media hora:
-No esperaba tantas explicaciones, que no sé lo que es peor si preguntar o abocar el jarro hasta las heces. Dice un refrán que “Boca cerrada y ojo abierto, no hicieron nunca un desconcierto”.
-Si la amistad no alcanza lo justo, mejor usar de la prudencia.
-Hay personas que son como grifos rotos: no pueden cerrarse a voluntad. Dios te libre de ellas.
-¿Me guardas un secrero, amigo? Mejor lo harás si no te lo digo.
-Bueno, cuéntame cosas. ¿Qué ocurrió ayer en el Debate del Estado de la Nación?
…
Francisco Tomás Ortuño. Murcia
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