Fumarolas : 17 febrero 2015
Fragmento
Mi hijo me preguntó desde América -¡cómo suena esto!; ¡si me oyeran mis mayores!-, me preguntó, digo, por su hermana. Le dije que había ido a la estación. “¿A qué?”, preguntó enseguida; “¿se va de viaje?”. Le expliqué que solo iba a llevar a una amiga a coger el tren.
Ángel ya había pensado en otro viaje, nacional o internacional, que lo de los viajes, su hermana lo encontraba fácil. Y no ella sola: el domingo, mi hermano y yo fuimos paseando a la “gare” como otros domingos. Había gente esperando el tren. “¿A dónde irán?”, pensamos.
Por un altavoz oímos: “Tren procedente de Madrid-Albacete con destino a Cartagena, entrando por la vía número uno”. Cuando se detuvo el convoy y abrió sus puertas, se tragó a los viajeros en un “pispás” como a Jonás el vientre de la ballena. ¿En qué quedaría lo de “pispás” que estudiaban los sesudos académicos?
Cuando el andén quedó limpio de público, el tren partió tras resoplar dos veces y pitar, avisando que partía. La gente viaja a donde sea, o a ninguna parte; el caso es cambiar de sitio. “¿A dónde va Vicente? A donde va la gente”. Luego oímos: “Solo ocho muertos este fin de semana”, y nos alegramos porque fueron dos menos que el año pasado en la misma fecha.
Francisco Tomás Ortuño. Murcia
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