Fumarolas : 22 marzo 2015, domingo, San Bienvenido
El día de hoy, 22 de marzo, corresponde al 81 del año en curso, lo que significa que quedan 284 para acabarse. “Solo” para los pesimistas y “aún” para los optimistas. El pesimista lo ve ya terminado: “¿Qué son 284 días?”. El optimista, en cambio, ve un camino largo aún para llegar al fin: “¡Cuántos días todavía para acabar el año!”.
Que la luna salga a las catorce me importa poco; como si no quiere salir. En la ciudad no se ve: pocos miran hacia arriba a mirar las estrellas en el cielo, ni la luna para alumbrarse. Desde que se inventó la luz, nadie se alumbra de otro modo. En el campo es distinto: se sabe si hay luna llena o nueva, si mengua o si crece. No es lo mismo.
¿Qué sentiría la luna cuando el hombre llegó a ella en 1.969? Yo estaba aquella noche en Mula con la familia, gozando de sus baños. Mi hijo mayor no tenía dos años y el segundo solo unos meses. La luna aquella noche estaría asustada viendo que una nave espacial se le acercaba peligrosamente. “¡Pero que viene hacia aquí!”, se diría aterrada. ¿Qué sentiría cuando notara el contacto del hombre en su piel?”. Se ruborizaría cual doncella virgen cuando la besaran por vez primera.
Y que el sol salga a las 8´37 tampoco me preocupa demasiado. Menos ahora, en la jubilación, fuera de horarios obligatorios. ¿Qué digo? Ni entonces: el reloj hacía sus veces. Un buen despertador, y que el sol salga o no salga. El reloj sí que era necesario: hora de levantarse, hora de comer, hora de dormir. Al astro sol ni lo miramos. Que son las siete o las diez sí, pero que haya sol o que no haya nos importa un pimiento.
¿Hemos pensado en la soledad de una estrella, que, por si fuera poco la distancia de millones de kilómetros, debe pesar en su ánimo la seguridad de que nadie puede acercarse a ella? Peor que la lepra. “¿Quién puede venir a hacerme compañía?”. ¿Quién ha pensado en la terrible soledad del sol?
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