Fumarolas : 28 febrero 2015
Mi Fumarola de ayer se metía con Mónica, la meteoróloga, que todo es decir que va a llover, y la lluvia no llega a Murcia. En cambio por el Norte… Se me ocurrió que era una broma de los ángeles. Y de paso me preguntaba si los mismos se encargarán de estos servicios, como funcionarios eméritos de oficios que tuvieron antes de partir al más allá.
¿De verdad que el nuevo Reino a donde vayan será tan otro al que tuvieron que no se acordarán de nada ni de nadie que hicieron o conocieron? Si fuera así, ¿cómo iban a estar juntos los que vivieron aquí como pareja y se quisieron hasta la eternidad?
Pero si nos recuerdan, ¿no podrán hacérnoslo saber? O, simplemente, gastar una broma inocente a los amigos que tuvieron? Era el caso que sugería de la amiga que tuvo Mónica, que por decir que iba a llover, ella hacía por que no lloviera.
No era nada serio, digo en mi Soflama, pero sí travieso o díscolo. Y me atrevía a asegurar que estos querubes o ángeles celestes, autorizados por Dios a desempeñar ciertos cargos, nos hicieran pensar mal del mismo Padre, creador y Señor de todas las cosas.
“¿Cómo reparte tan pésimamente mal los bienes de la tierra siendo como es tan justo?”, decimos luego o lo pensamos. Y es que en estas Delegaciones habrá de todo: ángeles graciosos, divertidos, ocurrentes, payasos, agradables, y ángeles serios, adustos, solemnes y graves como en tierra.
¿O habrá un patrón igual para todos los moradores del Cielo? Yo creo que en algo se distinguirán los unos de los otros; que como fueron serán allí sin mezcla de males terrenales, pero con una pizca de lo que fueron y se distinguieron.
No me imagino al que contaba chascarrillos en los teatros y le distinguían en todos los medios como gracioso y bromista que allí esté siempre serio, adusto y recto. El carácter se mantendrá en él.
-¡Hola, amigo!, ¿cómo estás?
-¿Cómo te atreves?
-¿Es que no me conoces? Acabo de llegar y he tenido suerte, luego me enseñas las dependencias de la casa.
-¿Qué dependencias? ¿Qué casa?
-¿No te acuerdas de los ratos que pasamos juntos? ¿De las corridas de toros? ¿De los partidos de fútbol? ¿Del crucero que hicimos por el Caribe con nuestras mujeres?
-¿Cómo te atreves a decir semejantes frivolidades?
Y el neófito, desencantado, viendo que no es el mismo amigo que tuvo, se aleja sin rumbo. No creo que sea así. El Señor habrá tenido en cuenta que igual que en la tierra nos conocemos por el carácter, luego sigamos teniendo memoria para recordar.
Francisco Tomás Ortuño. Murcia
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