martes, 24 de marzo de 2015

Epopeya universal.

Fumarolas : 24 marzo 2015, martes, San Patricio

Murcia, las once y media como ayer y donde mismo.
-No empieces con el rollo de que la Tierra gira sobre sí misma y alrededor del sol.
-Ya que lo dices, ¿cómo y cuándo crees tú que empezaría la Tierra a dar vueltas?
-Como yo no estaba allí no puedo saberlo.
-Tuvo que ser algo tan grande… No hay quien me quite de la cabeza que como nosotros hay otros seres en el universo. ¿Tú crees que vamos a estar solos entre millones de cuerpos como la Tierra en el espacio? Algún día lo sabremos, y no se tardará mucho.
-¿Por qué estás tan seguro, Roberto? ¿Es que has tenido alguna revelación?
-Nadie me lo ha dicho, Ramiro, pero veo pruebas evidentes en los adelantos que tenemos.
-¿A qué te refieres, Roberto?
-¿Tú no ves, Ramiro, una simple calculadora? ¿Cómo puede operar tan rápida? ¿Y un móvil? ¿Cómo puede mostrar la imagen de quien habla a miles de kilómetros? ¿Y el internet? Es que habla contigo la máquina. Para mí estos hallazgos son precursores de una etapa nueva, en la que veamos lo que nos queda por ver: que hay gente en otros mundos y que podremos visitarnos.
-Si eso llegara, tardaría millones de años en verificarse.
-No, no, nada de millones de años, Ramiro; esa medida pasó a la Historia. En las Eras pasadas cabía hablar de millones de años, pero ahora todo está dispuesto para que sea al instante. En el nuevo milenio, un segundo es más que mil años antes. Cada invento trae otros en los que nadie había pensado. Estamos sin duda en el fin de los tiempos pasados y en el comienzo de otra Era.
-Me asombras, Roberto, te veo demasiado optimista.
-Es que está a la vista: los niños de ahora verán sin duda el mundo nuevo.
-¿Y a nosotros, qué nos queda esperar?
-Que llegaremos antes al destino común y allí los esperaremos.
-¡Qué bien! Hemos formado parte de la cadena humana y luego todos a celebrarlo.
-¿Qué sentido tendría que acabemos sin conocer la obra que realizamos? Porque todos, hasta los hombres primitivos, hemos sido parte de la gran obra, de la epopeya universal. Cuando acabe saldremos a saludar y a recibir los aplausos.
-¿Y quién va a aplaudir si estamos todos los actores en el escenario?
-Los ángeles, Ramiro, los ángeles. Ellos permanecerán aparte como público para cerrar la actuación. Dios todo lo tuvo previsto.
-¿No dices que habrá otros mundos habitados?
-Así lo pienso. Tan grandioso veo lo que llega que quizás nos juntemos los que hemos vivido en la Historia de la Humanidad Universal para empezar otro Capítulo que Dios tenga pensado.
-¡Qué imaginación tienes, Ricardo! Vamos a cortar aquí y a despertar de un sueño.
-Un sueño, sí, pero muy bonito, ¿verdad?


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

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