jueves, 26 de marzo de 2015

Días de viento.

Fumarolas : 26 marzo 2015, jueves, San Felipe.
Fragmentos

-Pero, ¿tú crees que la Tierra vaya a mil por hora, Remigio?
-Te volverás loco si sigues pensando en ese viaje planetario, Arturo.
-¿Puedo pensar en otra cosa? A mí qué me importa que gane el Madrid o que gane el Barcelona? ¿O que sean las dos o que sean las tres a partir del sábado que viene? Todo es nada comparado con el vuelo a ninguna parte del planeta, Remigio. ¿Cómo puede estar ahí, volando millones de años, sin desviarse un centímetro y con nosotros encima? No me lo explico, ni me explico que la gente pueda dormir sabiendo dónde va montada a tal velocidad.
-El Sol la mantiene por la fuerza de la gravedad, Arturo.
-El Sol, vaya guardián a ciento cincuenta millones de kilómetros, no me convences. No se puede vivir tranquilo en un obús sin frenos a mil por hora.
-¿Quieres de una vez cambiar el chip? Ocúpate de otras cosas. Por ejemplo, mira por la ventana y ve a los negros que viven enfrente. Oyen música de su país y son felices. Seguro que no piensan en el viaje de la Tierra alrededor del Sol. Pensarán mejor en la casa que se dejaron en África, en sus padres tal vez, o en la mujer y en sus hijos. Las preocupaciones terrenales, íntimas, hacen olvidar otras cosas.
-Eso son cortinas de humo, Remigio. Nos inventamos faenas, misiones, ocupaciones, para no pensar.
-Pues benditas sean tales labores, Arturo.

-Dormida el alma –canta Kraus en el equipo. ¿Tú crees que el alma puede dormir? Dije en otra ocasión que los días de viento como este, lo mejor sería quedarnos en casa y no hablar con nadie. Podemos fácilmente discutir o salir por peteneras.
-¿Qué es salir por peteneras, Arturo?
-Pues hacer o decir alguna cosa fuera de lugar; o sea, hacer algo que en circunstancias normales no harías, o decir algo que luego te pesa haber dicho. Si yo fuera psiquiatra, estos días cerraba la consulta porque más que enfermos  irían locos de atar a decir estupideces.
-Qué importante es lo que dices, Arturo, que muchas veces por el el viento  hacemos o decimos. ¡Cuántos maltratos son debidos al viento! ¡Qué de separaciones tienen su origen en el viento que disloca las cabezas! Por eso,  en días de viento a encerrarnos con siete llaves y a no abrir la  boca.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

miércoles, 25 de marzo de 2015

Accidente de avión.

Fumarolas : 25 marzo 2015, miércoles, la Anunciación del Señor
Fragmento

Ayer la noticia trágica fue que un avión con ciento cincuenta pasajeros, que iba de España a Alemania, se estrelló en los Alpes. Los Jefes de Estado se llamaban unos a otros, cuando se supo la noticia, ya no sé si por cubrir el expediente o porque sentían el accidente como propio. Luego dirán a qué se debió el siniestro.

-Chocar con otro avión por encima de las nubes, será difícil, Zenón, que no es como los coches en la autopista.

-Los aviones tienen también sus rutas por donde ir, que si van de Madrid a Sevilla no van a pasar por Santander, y si van de Barcelona a Berlín no van a echar por Atenas. Uno que va y otro que vuelve pueden colisionar en el camino.

-Pero con semejantes altura y anchura de vías, también sería mala suerte.

-Los pilotos profesionales saben muy bien a qué altura deben ir, según las condiciones atmosféricas, Evaristo; así que el accidente puede producirse.  Y como no tenemos carnet de conducir aviones ni horas de vuelo que lo justifique, vamos a callar.

-Estoy deseando  conocer más del desgraciado percance. Como hay tantos actos terroristas de un tiempo a esta parte, igual se trata de un sabotaje. ¿Qué pasó con las Torres Gemelas de Nueva York?

-No vendas la piel del oso antes de cazarlo, Zenón; quiero decir que no pienses mal antes de que haya pruebas evidentes del suceso. Cuando hable la caja negra del avión, podremos hacerlo nosotros. Y ni entonces deberemos hacerlo, que doctores tiene la Iglesia para hacerlo.

-En todo caso, qué mal lo pasaría el pasaje cuando el piloto, por lo que fuera, perdiera el control del aparato a esa velocidad. para no salvarse nadie, ya sería fuerte el golpe.

-Mortal de necesidad.

-Leí una vez, no sé dónde, que un piloto tuvo que saltar del avión incendiado que pilotaba a cinco o seis mil metros de altura, y vio que el paracaídas estaba ardiendo. Luego, inexplicablemente, despertó entre la nieve de un ventisquero. “¿Cómo me he salvado?”, se preguntaba incrédulo recordando la caída. Y es que “cuando Dios quiere, con todos los aires llueve”. Esperemos más noticias del suceso, Julián.

 Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

Fútbol y política.

Fumarolas : 23 marzo 2015, lunes, San Fidel

Murcia, las ocho, en mi camarín de nuevo.
-Para muchos ayer fue un día importante en España, Serapio. Nada más y nada menos que un Barça-Madrid en el Camp Nou. ¡Qué de ilusiones puestas en el partido de fútbol! Unos a favor y otros en contra, al cincuenta por cien. En el fondo, ¿qué les va la corrupción de los políticos si gana su equipo? ¿Para qué ir a unas islas a ver un eclipse de sol? Habiendo fútbol, ¿qué importa lo demás? Y es que los españoles son diferentes al resto de los mortales: Un trabajito para vivir y partidos de fútbol con que discutir. Así que ayer en la tarde-noche se vivieron en un estadio de fútbol momentos históricos para recordar como la batalla de Lepanto o el descubrimiento de América.
-Pero ¿quién ganó los puntos en liza?
-Uno-cero, uno-uno y dos-uno definitivo. ¡Qué dos horas de emociones, Serapio!

-¿No había elecciones también ayer en Andalucía?
-Importante el día de ayer en España por esos dos acontecimientos. Para muchos el día más importante de la historia mundial. Hubo elecciones para el Gobierno de la Región Andaluza. Se lo disputaban PP, PSOE, Podemos, IU y alguno más. Susana Díaz se alzó con la victoria en la suma de los votos de las ocho provincias. “Andalucía es de los andaluces”, gritaba la candidata en sus mítines. “Daremos trabajo a los andaluces”, decían los del Partido Popular. Y los andaluces dijeron en las urnas: “¿Para qué trabajo si tengo para pasar y fútbol para ver? Y se decantaron por lo más cómodo. Un “Sí” arrollador a la propuesta socialista que ya conocían de mucho tiempo atrás.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

martes, 24 de marzo de 2015

Epopeya universal.

Fumarolas : 24 marzo 2015, martes, San Patricio

Murcia, las once y media como ayer y donde mismo.
-No empieces con el rollo de que la Tierra gira sobre sí misma y alrededor del sol.
-Ya que lo dices, ¿cómo y cuándo crees tú que empezaría la Tierra a dar vueltas?
-Como yo no estaba allí no puedo saberlo.
-Tuvo que ser algo tan grande… No hay quien me quite de la cabeza que como nosotros hay otros seres en el universo. ¿Tú crees que vamos a estar solos entre millones de cuerpos como la Tierra en el espacio? Algún día lo sabremos, y no se tardará mucho.
-¿Por qué estás tan seguro, Roberto? ¿Es que has tenido alguna revelación?
-Nadie me lo ha dicho, Ramiro, pero veo pruebas evidentes en los adelantos que tenemos.
-¿A qué te refieres, Roberto?
-¿Tú no ves, Ramiro, una simple calculadora? ¿Cómo puede operar tan rápida? ¿Y un móvil? ¿Cómo puede mostrar la imagen de quien habla a miles de kilómetros? ¿Y el internet? Es que habla contigo la máquina. Para mí estos hallazgos son precursores de una etapa nueva, en la que veamos lo que nos queda por ver: que hay gente en otros mundos y que podremos visitarnos.
-Si eso llegara, tardaría millones de años en verificarse.
-No, no, nada de millones de años, Ramiro; esa medida pasó a la Historia. En las Eras pasadas cabía hablar de millones de años, pero ahora todo está dispuesto para que sea al instante. En el nuevo milenio, un segundo es más que mil años antes. Cada invento trae otros en los que nadie había pensado. Estamos sin duda en el fin de los tiempos pasados y en el comienzo de otra Era.
-Me asombras, Roberto, te veo demasiado optimista.
-Es que está a la vista: los niños de ahora verán sin duda el mundo nuevo.
-¿Y a nosotros, qué nos queda esperar?
-Que llegaremos antes al destino común y allí los esperaremos.
-¡Qué bien! Hemos formado parte de la cadena humana y luego todos a celebrarlo.
-¿Qué sentido tendría que acabemos sin conocer la obra que realizamos? Porque todos, hasta los hombres primitivos, hemos sido parte de la gran obra, de la epopeya universal. Cuando acabe saldremos a saludar y a recibir los aplausos.
-¿Y quién va a aplaudir si estamos todos los actores en el escenario?
-Los ángeles, Ramiro, los ángeles. Ellos permanecerán aparte como público para cerrar la actuación. Dios todo lo tuvo previsto.
-¿No dices que habrá otros mundos habitados?
-Así lo pienso. Tan grandioso veo lo que llega que quizás nos juntemos los que hemos vivido en la Historia de la Humanidad Universal para empezar otro Capítulo que Dios tenga pensado.
-¡Qué imaginación tienes, Ricardo! Vamos a cortar aquí y a despertar de un sueño.
-Un sueño, sí, pero muy bonito, ¿verdad?


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

domingo, 22 de marzo de 2015

¿Qué son 284 días?

Fumarolas : 22 marzo 2015, domingo, San Bienvenido

El día de hoy, 22 de marzo, corresponde al 81 del año en curso, lo que significa que quedan 284 para acabarse. “Solo” para los pesimistas y “aún” para los optimistas. El pesimista lo ve ya terminado: “¿Qué son 284 días?”. El optimista, en cambio, ve un camino largo aún para llegar al fin: “¡Cuántos días todavía para acabar el año!”.

Que la luna salga a las catorce me importa poco; como si no quiere salir. En la ciudad no se ve: pocos miran hacia arriba a mirar las estrellas en el cielo, ni la luna para alumbrarse. Desde que se inventó la luz, nadie se alumbra de otro modo. En el campo es distinto: se sabe si hay luna llena o nueva, si mengua o si crece. No es lo mismo.

¿Qué sentiría la luna cuando el hombre llegó a ella en 1.969? Yo estaba aquella noche en Mula con la familia, gozando de sus baños.  Mi hijo mayor no tenía dos años y el segundo solo unos meses. La luna aquella noche estaría asustada viendo que una nave espacial se le acercaba peligrosamente. “¡Pero que viene hacia aquí!”, se diría aterrada. ¿Qué sentiría cuando notara el contacto del hombre en su piel?”. Se ruborizaría cual doncella virgen cuando la besaran por vez primera.

Y que el sol salga a las 8´37 tampoco me preocupa demasiado.  Menos ahora, en la jubilación, fuera de horarios obligatorios. ¿Qué digo? Ni entonces: el reloj hacía sus veces. Un buen despertador, y que el sol salga o no salga. El reloj sí que era necesario: hora de levantarse, hora de comer, hora de dormir. Al astro sol ni lo miramos. Que son las siete o las diez sí, pero que haya sol o que no haya nos importa un pimiento.


¿Hemos pensado en la soledad de una estrella, que, por si fuera poco la distancia de millones de kilómetros, debe pesar en su ánimo la seguridad de que nadie puede acercarse a ella? Peor que la lepra. “¿Quién puede venir a hacerme compañía?”. ¿Quién ha pensado en la terrible soledad del sol?

La soledad del sol.

25 octubre 13

Murcia, las once, donde ayer. Celebran su santo los que se llaman Teodosio.
Teodosio me recuerda al emperador romano que en el año 395 dividió su reino entre sus dos hijos: a Arcadio le dio el Oriente y a Honorio el Occidente. Los bárbaros o extranjeros aguardaban la ocasión para invadir sus tierras, cosa que hicieron en España a comienzos del siglo V. Arcadio y sucesores, en cambio, se mantuvieron por Oriente hasta la toma de Constantinopla por los turcos, en 1.453.
Corresponde el 25 de octubre al día 299 del año, lo que significa que quedan solo, o aún, 67 para finiquitarlo. “Solo” para los pesimistas y “aún” para los optimistas. El pesimista lo ve ya terminado: “¿Qué son 67 días?”. El optimista, en cambio, ve un camino largo aún para llegar al fin: “¡Cuántos días todavía para terminar el año!”.
Que la luna salga a las siete me importa poco; como si no quiere salir. En la ciudad no se ve. Pocos miran hacia arriba a ver estrellas en el cielo, ni luna para alumbrarse. Desde que un tal Édison inventó la bombilla eléctrica, nadie se alumbra de otro modo. En el campo es otra cosa: se sabe si hay luna llena o si no se ve, si mengua o si crece. No es lo mismo. Hay más connivencia con las personas. Hasta se sentirá más importante la luna.
-¿Qué sentiría cuando el hombre llegó a ella en 1.969?
-Nosotros aquella noche estábamos en Mula, gozando de los beneficios que sus baños termales proporcionan. Francis tenía un año y Pascual solo unos meses. Pienso que la luna aquella noche estaría asustada viendo que una nave se le acercaba peligrosamente como jamás había visto antes. “¡Pero que llega hasta aquí!”, se diría aterrada. “¿Qué sentiría el satélite cuando notara el contacto del hombre en su superficie?”. Cual doncella virgen, se ruborizaría.
-¿Y que el sol salga a las 8´37? Tampoco me preocupa demasiado. Y menos ahora, en la jubilación, fuera de horarios obligatorios como cuando iba a trabajar. ¿Qué digo? Ni entonces. El reloj vino a hacer sus veces. Un buen despertador, como hace Lina, y que el sol salga o no salga, se esconda o no se esconda. Es el reloj quien nos gobierna: hora de levantarse, hora de comer, hora de dormir. Al astro sol ni lo miramos. Que son las siete o las diez sí, pero que haya sol o que no haya nos importa un comino.
¿Hemos pensado en la soledad de una estrella, que, por si fuera poco la distancia de millones de kilómetros, debe pesar en su ánimo la seguridad de que nadie puede acercarse a ella? Peor que lepra. “¿Quién puede venir a hacerme compañía?”. ¿Quién ha pensado en la terrible soledad del sol?

 Francisco Tomás Ortuño. Murcia

sábado, 21 de marzo de 2015

Eclipse de sol.

Fumarolas : 21 marzo 2015, sábado, San Benito

Murcia, las nueve y lloviendo, que no es lo mismo que “yo viendo”.
-Fonéticamente se parecen mucho, pero en el contexto se ve que me refiero a caer agua del cielo; ¿no ves que seguimos en el puente de San José?
-Sí, sí, que no tiene sentido otro significado.
-¿A cuento de qué voy a decir que veo otras cosas? ¿Sabes, Mauricio, que ayer tuvimos un eclipse de sol?
-Eso son palabras mayores, ¡no sería total!
-Pues, sí, en las Islas Feroe fue total. Hay quien fue exprofeso a ver el fenómeno, que todos los días no se oculta el sol y se queda de noche a las diez de la mañana.
-¿Y dónde están esas Islas, Graciano?
-Las Islas Feroe son un archipiélago de Dinamarca, en el Océano Atlántico, entre Noruega e Islandia. Dieciocho islas rocosas, donde viven unas 48.000 personas; para el eclipse de ayer, el mejor Observatorio natural que podía encontrarse.
 -¿Y cómo es posible, Graciano, que la Luna, tan pequeña, pueda ocultar al Sol?
-A veces, lo pequeño hace cosas grandes, como es el caso: La Tierra gira, el satélite gira, y en ese juego tapan al Sol.
Se cuenta que un descubridor de tierras americanas, sabiendo que iba a haber un eclipse, se cubrió de gloria y lo adoraron como a un dios, cuando dijo que iba a mandar al Sol esconderse si no lo dejaban en libertad. Esperaron el prodigio y cuando vieron que se hacía de noche como él había dicho, se maravillaron tanto que pensaron que era un dios de verdad.
-Hoy el hombre, hasta ahí llega; ¿qué haya más allá de las galaxias, no; pero saber lo que se cuece a dos pasos, sí. Nuestro Sistema Solar casi nos es conocido; lo que pase en otros sistemas no lo sabemos, y mira que hay estrellas como la nuestra repartidas en el espacio.
-Pues ¿sabes qué, Mauricio?, que yo estoy con la mosca en la oreja de que pronto lo sabremos todo, como hoy sabemos que hay un eclipse solar en nuestra casa.
-¿Tú crees eso de verdad?
-Sí, que mi hijo Miguel tiene un telescopio gigante y trabaja en ello. Cualquier día se comunica con otro como él de otra galaxia.
-¿Hablas en serio, Graciano?
-Todo lo que te diga cae fuera del alcance común. Digo que espero que pronto, sin saber por qué, ni Miguel que tanto sabe, aparezca alguien en la pantalla del ordenador, vía Internet, que nos hable como nosotros mismos desde otra galaxia.
-¿Dices desde otra galaxia?
-Eso digo, Mauricio; y eso que la más cercana está a tres megapársenas, que equivale a  once millones de años luz.
-¿Cómo sabes tú esas cosas?
-Me las enseña mi hijo cuando vamos al Observatorio de Santana. Me habla de la Vía Láctea, de la Nube de Magallanes, de la Galaxia de Andrómeda, de la del Triángulo y otras próximas.
-Yo quisiera saber también Astronomía.
-Todo llegará, Mauricio, cuando menos se espere; es decir cuando tenga que llegar, que nadie sabe, con certeza, cuándo es la hora ni el momento justo de salir a escena.
-Vamos a dejarlo, Graciano, que me estoy mareando.


Francisco Tomás Ortuño.  Jumilla (Murcia)

viernes, 20 de marzo de 2015

Federico Balart.

Fumarolas : 20 marzo 2015, viernes, San Remigio
 Dedico la Fumarola de hoy a mi hijo Pascual-Jesús, por su “cumple”.

Murcia, las ocho, en mi estudio, que da a la calle Federico Balart.

-Háblame de don Federico.
-Don Federico Balart nació en Pliego (Murcia) en 1.831 y murió en Madrid en 1.905. Fue poeta y político. Como poeta, su primer libro de poemas –Dolores- en 1.889, lo escribió a raíz de la muerte de su esposa, siguiendo la tendencia posromántica de Campoamor. Como político fue Diputado en las Cortes constituyentes de la Primera República, y después Senador.

-¿Cuándo tuvo lugar la Primera República española?
-La Primera República en España se instauró tras la abdicación de Amadeo I, en 1.873, y se mantuvo hasta  el Golpe de Estado del general Pavía, en 1.874.
Te cuento: El siglo XIX tiene mal comienzo en España, con la Revolución Francesa y el Dos de Mayo; cuando el General Castaño vence a las tropas de Dupont: “Ahí le entrego mi espada, vencedora en cien batallas”, dijo este último. “Ahí le entrego la mía, que es la primera que gana”, contestó el español.
Pero el rey Carlos IV no supo mantener el tipo. Era aficionado a la caza y dejó el poder en manos de Godoy. Entre Carlos IV y su hijo Fernando VII, el uno por el otro, dejaron que gobernara en España Napoleón en la persona de su hermano “Pepe Botella” como le llamaban por su afición a la bebida.
A Fernando VII le sucedió su hija Isabel II, que no hizo gran cosa por sacar a España de la triste situación en que se encontraba. Reinó de 1.833 a 1.868, con períodos de calma y de crisis galopante. Al fin tuvo que abandonar España.
Amadeo de Saboya reinó de 1.871 a 1.873. Pobre rey también. Llegó en diciembre a Madrid, pocos días después del asesinato de Prim, y tuvo que enfrentarse desde un principio a una situación sumamente difícil entre carlistas, alfonsinos y republicanos.
En 1.872 la violencia llegó al máximo y Amadeo, convencido de que no podía seguir gobernando, presentó su dimisión irrevocable. El 11 de febrero de 1.873 se dirigía por última vez a las Cortes españolas. Aquel mismo día se proclamó la República y Amadeo regresó a Italia.
En un año que duró la Primera República hubo cuatro Presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Derrotado este el 3 de Enero de 1.874, las tropas del General Pavía, desalojaron las Cortes, con lo que finaliza la experiencia republicana, siguiendo la Restauración con Alfonso XII, hijo de Isabel II.
Te cuento esta historia para que veas el ambiente que se respiraba en España en tiempos de Federico Balart, que dio luego nombre a la calle donde vivimos. Tuvo que ser un siglo harto revuelto y agitado. Entre Fernando VII, Isabel II, carlistas y republicanos, para no vivir nadie en paz.

-¿Y aún don Federico escribió poesías?
-Doble mérito el suyo. En Pliego seguro que tendrá una calle con su nombre y hasta alguna estatua que lo recuerde como hijo predilecto.

-Luego vino la Segunda República.
 -Los nostálgicos quisieron devolverla luego y lo lograron el 14 de Abril de 1.931. Ahora le tocó a Alfonso XIII salir pitando. Pero esto ya es reciente y está en la mente de todos. Yo nací por entonces. Lo que es menester es que no haya más guerras en lo sucesivo.

Francisco Tomás Ortuño

Doctor por la Universidad de Murcia

jueves, 19 de marzo de 2015

Meteosat.

Fumarolas : 19 marzo 2015, jueves, San José

Martín, que dice el tiempo en “Los Desayunos” de la primera Cadena de Televisión Española, como Mónica, mira mapas y ve que la borrasca se va hacia Italia por el Mediterráneo, y que otra se acerca por las Azores. Cuenta  lo que le dice el Meteosat o satélite que el hombre puso en órbita.
Este aparato no se limita a pronosticar el tiempo, a anunciar borrascas y tormentas. Tiene otra función curiosa que lo convierte en el chivato más grande de la historia.
-¿A qué función te refieres?
-Le preguntas por la calle que quieras de tu pueblo, de cualquier ciudad, país, isla o archipiélago, y te la muestra generosamente.
-¿Cómo? ¿Qué me dices?
-Como lo oyes. Va dando vueltas a la Tierra, mirando sin parar, y recogiendo imágenes por donde pasa. Todo lo graba y si se lo pides te lo muestra. Cuando me lo dijeron yo no pasaba a creerlo. Pero le dije que me enseñara la calle del Calvario de Jumilla, que tanto y tan bien conozco, y la vi en la pantalla del ordenador. Luego la calle Federico Balart de Murcia, y lo mismo. ¡Qué ojos tan potentes debe tener para grabar rincones de la Tierra con tanta nitidez.
-¡No verá los interiores de los edificios!
-No, Jenaro, eso atentaría a la intimidad de las personas y está castigado por la ley.
-Pues, me dijeron que en los hoteles, quizás como medida de seguridad, veían a los clientes en sus habitaciones.
-El Meteosat no debe ser tan indiscreto, se quedará en la superficie.
-¿Te imaginas que entrara en las personas?
-Ahí solo entra Dios, Honorato, que Dios ve hasta nuestras intenciones. El hombre tiene que saber que en todo momento está siendo observado; y si no quiere que algo se sepa, que no lo haga y ni lo piense siquiera.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

miércoles, 18 de marzo de 2015

Contra dos mujeres no hay quien pueda.

Fumarolas : 18 marzo 2015, miércoles, San Cirilo

Murcia, lluvioso, las dos y media, en mi estudio.
-¿Qué horas son estas de empezar a escribir?
-Tienes razón, Eusebio, no son horas.
-¿Entonces?
-Vengo de la calle y el cuaderno me llama.
-¿Cómo que te llama?
-Me pide: “Ven un ratico, hasta que pongan la mesa”. Y yo le hago caso. Soy para escribir como Rajoy para la Política: demasiado blando o tolerante.
 -Con que no sea tolerante la Justicia…
-La Justicia está para cumplir las Leyes, y el que la haga que la pague. No concibo un país con jueces blandos, sometidos y dependientes.
-Los jueces deben ser rectos, soberanos y libres.

Hasta aquí llegué he llegado con la Justicia. Las mujeres de la casa me conminan a cambiar de actividad. Y contra dos mujeres no hay quien pueda. Si con una es difícil, con dos que tiran de la misma cuerda, imposible.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

martes, 17 de marzo de 2015

Frutos hasta el fin.

Fumarolas : 17 marzo 2015, martes, San Patricio

-El poder de convocatoria de un Papa es enorme, Leandro. Para sí lo quisieran los políticos. Es que no fue solo Juan Pablo II, que arrasaba por donde iba, fuera invierno o verano, en España o en Japón. Es que Benedicto XVI era lo mismo. Es que el Papa Francisco es igual.
-Son cosas del espíritu.
-Dirás del Espíritu Santo, que tuvo que darse cuenta un día de lo que ganaba la Iglesia saliendo el Papa por el mundo. No es el Papa, es el Espíritu Santo, que lo acompaña y le marca los caminos. ¿Tú crees que Benedicto XVI estaba para hacer viajes?; iba donde le decía su Superior. ¿Tú crees que el Papa Francisco está para esos viajes que emprende? Y sin poder con su cuerpo, donde va lo reciben laqs multitudes.

-¿Por qué son elegidos tan mayores, Leandro?
-Como deben ser cardenales, que ya están a punto de jubilarse.
-¡Qué faena! Cuando sueñan con un descanso bien ganado, le dicen: “¡Tú!”. Y no puede renunciar.
-¿Cómo yo? -le dice a Dios por lo bajo-, ¿no ves que no puedo con mi alma?, ¿cómo se te ocurre?
Y Dios sonríe y calla, como sabiendo lo que hace, aunque el interfecto no comprenda los motivos. Pero él insiste de nuevo:
-¿No te habrás equivocado, Señor? ¿No ves que ya he cumplido los ochenta? ¿Qué puedo hacer yo a los ochenta?
-Lo mismo me dijeron otros y mira si hicieron cosas. Las personas tienen más fuerza que se creen, y pueden hacer más de lo que piensan. Sois muy cómodos los mortales. A los sesenta a jubilaros, cuando podéis hacer tanto o más que lleváis hecho. ¿Lo sabré yo? Casi todos han dado sus mejores frutos después de esa edad. Por eso yo os llamo para gobernar mi Iglesia tan longevos. La experiencia que tenéis no cuenta para vosotros, pero es una lástima que se pierda en los Hogares de la Tercera Edad jugando al dominó. No, hijo, no. Quiero que se fijen en vosotros: hasta el fin hay que dar frutos. ¡Cuánto ganarían los pueblos aprovechando lo que tiran! Y se calló con un gesto de reproche.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

lunes, 16 de marzo de 2015

Don Ambrosio.

Fumarolas : 16 marzo 2015, lunes, San Dionisio
A mi buen amigo Rafael González García

¿Te acuerdas de don Ambrosio, Rafael? Sin duda, era un sabio: médico, catedrático de Ciencias Naturales y muchas cosas más, aparte sus extravagancias o rarezas. Cuando murió estudiaba chino. Su afán por saber era inmenso. 

Cuando no hubo bedel en el Colegio “San Francisco”, los mismos profesores se turnaban para estar con los alumnos en el Salón de Estudio. A don Ambrosio le tocaba quedarse en la primera hora de la tarde.

Parece que lo veo: ponía una silla donde apoyar los pies, y se dormía: sobre todo, cuando el calor apretaba. Nosotros entonces cerrábamos las ventanas y el salón se quedaba a oscuras. No se oía una mosca. Por lo visto, algo le extrañaba a don Máximo, que se asomaba a ver qué ocurría. 

El silencio se mantenía con la presencia del Director, que abría las ventanas y zarandeaba a don Ambrosio por los hombros mientras que gritaba: “¡Ambrosio”, “¡Ambrosio!”. El pobre se llevaba un gran susto y luego, con cara bobalicona, sonreía.

Daba también inglés. Me consta que no era su fuerte, pero cuando le adjudicaron a él la asignatura es porque a los demás les iría peor. Digo que me consta porque me pedía preparar las Clases con él en su casa. Cuando llegaba yo, decía a Magdalena, su señora, que pusiera el café. 

Llevaba un abrigo grande, marrón, hasta que terminaba el Curso; un abrigo que le llegaba a los pies. Luego en Elche de la Sierra conocí a otro médico, don Juan José, de las mismas características: usaba abrigo en verano, era lento de andar y descuidado en extremo. Los compañeros, igualmente, se reían de sus extravagancias. 

La señora de la limpieza se lo contó un día: “Don Juan José, dicen sus compañeros que si se acuesta usted sin quitarse el abrigo”.  Y él la mandó salir, y cuando la llamó de nuevo, había una deposición monumental encima de la mesa. “Dígales que ahí tienen mi respuesta”, le dijo serio.

Cuando don Ambrosio nos explicó en Clase cómo se hacía la pólvora -75% de salitre, 15% de carbón y 10% de azufre-, hicimos la prueba en el patio de tu casa, calle de Canalejas, junto a la iglesia del Salvador. Casi volamos el barrio. Seguro que oiría el estruendo don Juan Paco, si estaba en la sacristía.  



Francisco Tomás Ortuño.  Murcia