sábado, 31 de enero de 2015

Ghana. Senegal.

Fumarolas: 31 enero 2015
Fragmento

-Esperando el autobús, hablé con una mujer negra que jugaba con una niña. La pequeña, que sería su hija, llevaba el pelo recogido, con muchos lacitos en su cabeza. Era gracioso el peinado. 
-¿Cómo te llamas? -le pregunté. 
-Rama” - me respondió pronto. 
La madre me lo confirmó: “Su nombre es Rama;  somos de Senegal. Di al señor cuántos años tienes”. 
Y con los dedos de una mano me dice que tiene dos. 
-¿Cómo sabes tanto, Rama? -le digo. La mamá me sonríe.

Como entran al bar, yo salgo fuera. Cerca hay sentada en un banco otra mujer de color. Esta va sola;  se ve que tampoco es de España. Como de nuevas, le pregunto: “¿Española?”. Me sonríe para decir que es de Ghana. Habla español. 
-Capital Accra -sigo. Es decirle el nombre de la capital ghanesa y mirarme como amiga de toda la vida. 
-¿Y a qué vienes tan lejos de tu tierra? –le pregunto confiado. 
-En busca de trabajo –contesta.
Ghana es una República como media España de extensión y la mitad de habitantes, situada al norte del Golfo de Guinea. 
-Poco trabajo encontrarás aquí –le digo.
-Voy a Murcia.

Es claro que espera el autobús; tal vez la aguardan allí. Vuelvo dentro. La niña senegalesa sigue jugando con su madre.

Senegal es menor en superficie que Ghana y tiene menos habitantes. Su capital es Dakar. Se encuentran relativamente cerca los dos países; Senegal más al oeste, en el África occidental. Su nombre recuerda a muchos europeos el París-Dakar, que tantos años tiene de historia.

Las dos mujeres se juntan. Las oigo decir:
-¿De dónde eres?
-De Senegal, ¿y tú?
-De Ghana, ¿vas a Murcia?
-Me espera una familia para trabajar. 
-A mí me esperan también.
-Hemos tenido suerte:  el trabajo es un bien escaso.

Y yo recito con el poeta: “Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó”.


                           Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

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