Fumarolas: 19 diciembre 2014
Fragmento
Los años causan estragos en las personas. Ay, si conociéramos los problemas de muchos que viven cerca de nosotros: los que sufren con los hijos, los que han perdido a un ser amado, los que no lograron alcanzar un sueño, los que no soportan que la juventud se les vaya, los que quisieron ser y no fueron, y tantos otros, llevan el estigma de su fracaso en la vida de relación. Difícil llevar tan pesada cruz y querer disimular ante los demás.
Los problemas humanos se repiten. ¿Conoces la obra de teatro “Por las nubes”, de Jacinto Benavente. Se estrenó en el Teatro Lara de Madrid en 1909. Benavente quiso expresar una verdad de siempre: que los padres no son los dueños de las vidas de los hijos, aun habiéndolos traído al mundo.
Emilia y Julio, hijos respectivamente de Carmen y de Teresa, sufren el amor excluyente de sus madres, que no se resignan a perderlos. Y ahí está el mensaje de don Jacinto, llevado al teatro en una pieza de tesis. Quiere ser trascendente al final, cuando compara este amor materno con España: “Hubo una madre como usted: nuestra vieja España”; “Hay algo más grande que el pasado: el porvenir”.
Digo que los problemas se repiten, ya que hoy ocurre lo mismo que en los comienzos del siglo pasado: las madres se olvidan de esa verdad tan elemental y clara: el destino de cada persona es suyo. Querer retener a los hijos más de lo debido o inculcar ideas suyas en sus vidas, es usurpar un derecho que les corresponde a ellos en exclusiva.
Nos consuela leer que hace cien, quinientos o mil años, el hombre pensaba como hoy. “¡Qué tiempos éstos, yo vivía con menos!”, dice un personaje benaventino de la obra antes citada. Lo que significa que no debemos ser pesimistas y esperar lo mejor; la vida sabia, cada día prepara el siguiente.
Francisco Tomás Ortuño.
Doctor por la Universidad de Murcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario