Fumarolas: 11 diciembre 2014
Fragmento
¿La vida manda en el hombre o al revés? Yo veo que la Política, los cambios sociales y las modas, dependen de nosotros los humanos: sin hombres no habría vida social, ni cambios ni modas. Sin embargo, veo también que los más -¿o todos?- nos vemos arrastrados por ese tumulto, o río, o vendaval, que no sabemos cómo ha surgido pero que llega y nos arrolla. Es entonces que, sin buscarlo, nos vemos envueltos en la barahúnda sin comerlo ni beberlo, sufriendo las consecuencias de situaciones que nos son ajenas. ¿Quién no conoce casos de personas que son víctimas propiciatorias de situaciones adversas que nadie sabe cómo han nacido? Es la vida, ajena al hombre, que tiene vida también, con leyes y poder, que nos ordena y tiraniza.
Vivimos hoy de forma tan radicalmente otra que hace unos años, que cuesta trabajo pensarlo siquiera. Y los que vivimos antes, tenemos que adaptarnos al modo nuevo de ser el mundo, la vida, la sociedad. Esto es difícil si no heroico. Los niños viven bien lo nuevo –es lo suyo- y ni aceptan ni comprenden otro modo de ser; pero los que contamos ya quince o más lustros, apenas si podemos con las formas nuevas que tenemos que seguir: máquinas, computadoras, robots y monsergas en vinagre. No es que lo veamos mal, no; sino que nuestra vida particular, nuestra humanidad restringida y limitada, no tolera bien el cambio, no soporta lo nuevo, no puede adaptarse a situaciones tan drásticamente diferentes.
Es el problema de muchos: oficios, ideas políticas, inventos, modas. Nos gustan pero no nos vemos preparados a partir de cero, como los jóvenes, para dominarlas. En una palabra, que nos desbordan. Hay personas que –quizás aparentemente- se hacen con la nueva situación sin deterioro; pero los más se quedan con los recuerdos de sus años mozos.
¿Tiene relación esto con una Poesía que he escrito esta mañana yendo a la Piscina? Era temprano y la luna me acompañaba en el cielo:
La Luna
Cuando voy a la piscina
La Luna viene conmigo
Camina que te camina.
La tuna me va engañando:
Me dice que va creciendo
Y yo sé que va menguando;
Que lo que quiere es jugar;
Con alguien que la acompañe
De la tierra o de la mar.
Yo me estaría contigo,
Luna mía, por las noches
Pero lo tengo prohibido,
Que el Destino es cruel
Y tenemos que aceptarlo
Porque nacimos con él.
Francisco Tomás Ortuño. Murcia
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