jueves, 25 de junio de 2015

ELA.

Fumarolas : 25 Junio 2015, San Próspero, jueves.

ELA
          Estoy leyendo con voracidad: “Martes con mi viejo profesor”, de Mitch Albom. Se trata de la Crónica de una muerte esperada.
Morrie y su esposa Charlotte fueron a la consulta del neurólogo, y éste les pidió que tomaran asiento antes de darles la noticia: Morrie tenía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad despiadada del sistema neurológico. “¿Es mortal?”. “Sí”. “¿Así que voy a morirme?”. “Así es, lo siento”.
“La ELA es como una vela encendida: te funde los nervios y te deja el cuerpo como un montón de cera. Suele empezar por las piernas y va subiendo. Pierdes el control de los músculos de manera que no eres capaz de mantenerte de pie. Pierdes el control de los músculos del tronco, de modo que no eres capaz de mantenerte sentado y erguido. Al final respiras por un tubo que te pasa por un agujero de la garganta. Esto no tarda en llegar más de cinco años contados desde el día en que contraes la enfermedad”.
Morrie tomó una decisión profunda. No estaba dispuesto a avergonzarse de morir. Haría de su muerte su proyecto final: “Estudiadme en mi fallecimiento lento y paciente. Observad lo que me pasa. Aprended conmigo”. Morrie estaba dispuesto a atravesar ese puente definitivo entre la vida y la muerte y a narrar su viaje.
Un día, caminando con su bastón, tropezó con el bordillo de la acera y se cayó en la calzada. El bastón fue sustituido por un andador. Al irse debilitando su cuerpo, los viajes de ida y vuelta al baño llegaron a agotarlo demasiado de modo que Morrie empezó a orinar en un recipiente grande… Y así va contando el día a día de la terrible enfermedad hasta que llegue el final que será despedirse de todos y cerrar los ojos para dar el paso a la otra vida.
Es original contar lo que se siente y se hace en esos últimos momentos de la vida sabiendo que tiene fecha. ¿Pero, es distinta a la tuya y a la mía? ¿Quién nace sin saber que va a morir? Todos sin excepción conocemos que estamos de camino. ¿En qué se diferencia del saber de Morrie que va perdiendo sus movimientos? ¿Es que nosotros nos mantenemos con la misma energía?
He pensado leyendo el libro de Mitch Albom sobre un enfermo de esclerosis amiotrófica que todos podemos ser ese enfermo si lo sabemos ver, y aprovechar las enseñanzas que de la brevedad del camino se pueden obtener.

Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

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