martes, 30 de junio de 2015

Acebuche.

Fumarolas : 30 Junio 2015, jueves, San Marcial

El hombre es como el olivo: si no cambia se queda en acebuche. “Acebuche” es el olivo silvestre, más bajo y menos ramoso que el cultivado, y de hojas más pequeñas. Su fruto es la acebuchina.

Pienso que somos todos “acebuches” cuando nacemos, y que la gracia nos llueve como un maná del cielo; unos la aprovechan y se convierten en frondosas oliveras, y otros se la sacuden y se quedan en acebuches. Es un ejemplo para meditar.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

viernes, 26 de junio de 2015

Busilis.

 Fumarolas : 26 Junio 2015, viernes, San Pelayo
Fragmento

"Busilis" procede de la frase latina "in diebus illis", que significa "en aquellos días". Alguien, no muy versado en latín, por cierto, topó con ella y, tras una pausa, exclamó: “Hasta “die” lo entiendo, pero lo del "busilis" no sé qué significa”. 


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

jueves, 25 de junio de 2015

ELA.

Fumarolas : 25 Junio 2015, San Próspero, jueves.

ELA
          Estoy leyendo con voracidad: “Martes con mi viejo profesor”, de Mitch Albom. Se trata de la Crónica de una muerte esperada.
Morrie y su esposa Charlotte fueron a la consulta del neurólogo, y éste les pidió que tomaran asiento antes de darles la noticia: Morrie tenía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad despiadada del sistema neurológico. “¿Es mortal?”. “Sí”. “¿Así que voy a morirme?”. “Así es, lo siento”.
“La ELA es como una vela encendida: te funde los nervios y te deja el cuerpo como un montón de cera. Suele empezar por las piernas y va subiendo. Pierdes el control de los músculos de manera que no eres capaz de mantenerte de pie. Pierdes el control de los músculos del tronco, de modo que no eres capaz de mantenerte sentado y erguido. Al final respiras por un tubo que te pasa por un agujero de la garganta. Esto no tarda en llegar más de cinco años contados desde el día en que contraes la enfermedad”.
Morrie tomó una decisión profunda. No estaba dispuesto a avergonzarse de morir. Haría de su muerte su proyecto final: “Estudiadme en mi fallecimiento lento y paciente. Observad lo que me pasa. Aprended conmigo”. Morrie estaba dispuesto a atravesar ese puente definitivo entre la vida y la muerte y a narrar su viaje.
Un día, caminando con su bastón, tropezó con el bordillo de la acera y se cayó en la calzada. El bastón fue sustituido por un andador. Al irse debilitando su cuerpo, los viajes de ida y vuelta al baño llegaron a agotarlo demasiado de modo que Morrie empezó a orinar en un recipiente grande… Y así va contando el día a día de la terrible enfermedad hasta que llegue el final que será despedirse de todos y cerrar los ojos para dar el paso a la otra vida.
Es original contar lo que se siente y se hace en esos últimos momentos de la vida sabiendo que tiene fecha. ¿Pero, es distinta a la tuya y a la mía? ¿Quién nace sin saber que va a morir? Todos sin excepción conocemos que estamos de camino. ¿En qué se diferencia del saber de Morrie que va perdiendo sus movimientos? ¿Es que nosotros nos mantenemos con la misma energía?
He pensado leyendo el libro de Mitch Albom sobre un enfermo de esclerosis amiotrófica que todos podemos ser ese enfermo si lo sabemos ver, y aprovechar las enseñanzas que de la brevedad del camino se pueden obtener.

Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

miércoles, 24 de junio de 2015

Ansias de vivir.

Fumarolas : 24 Junio 2015, San Juan
Fragmento
            Sacudid, maestros, en casa, las tristezas, los temores; quedaos sólo con las ansias de vivir que habéis de contagiar a los niños; con el optimismo que habéis de generar en cada uno; con el amor que habéis de llevar a sus almas.

Francisco Tomás Ortuño. Murcia

martes, 23 de junio de 2015

La máquina de leer los pensamientos, de André Maurois

Estoy leyendo “La máquina de leer los pensamientos”, de André Maurois     –André Maurois es pseudónimo de Emile Herzog, novelista francés que nació en 1885-. Me llamó la atención leer en una de sus páginas que “acostarse temprano y levantarse temprano” son motivo de felicidad. Creo que no se puede generalizar, por eso de los biorritmos que todos vamos conociendo.

Es atractiva la novela de Maurois. Nada menos que una máquina de leer los pensamientos. Un catedrático de lengua francesa es invitado a dar clases en la Universidad de Westmouth por su presidente señor Spencer, con el consiguiente traslado a América con su esposa Susana. Allí conocen, entre otros compañeros, a Hickey, que ha inventado una máquina con la que puede leer lo que piensan los demás. No quieras saber la que se arma cuando el catedrático la utiliza con su mujer; ésta luego con su marido, etc. Te recomiendo que la leas. Es de gran imaginación, de una prosa magistral y de un gran maestro de la literatura contemporánea.

lunes, 22 de junio de 2015

La hora exacta.

Fumarolas : 22 Junio 2015, lunes, Santa Micaela
Por ayer

Santana, las diez, en un rincón donde no ha llegado Febo todavía.
-¿Qué Febo ni qué ocho cuartos? Habla en español.
-Me refiero al Sol, que viene a la carrera; como no tiene nubes que lo detengan, es como un tren que no se parara en estaciones.
-Aunque termina la Primavera y comienza el Verano, llegará como siempre a su hora y no se retrasará en la salida.
-Es tan puntual, que los relojes se ajustan a su paso: “Las doce en punto”.
-Y no descansa ni un segundo: termina el viaje y parte de nuevo. Yo no he visto cosa igual: miles, millones de años sin un descanso. ¿Tú conoces algo parecido?
-De algunas personas sé que la gente ponía sus relojes en hora con ellas. Eran un dechado de precisión en sus tareas: “Ya viene, ya llega, las siete cuarenta y cinco”.
-Pero como el Sol no hay nadie que se pueda comparar. Si es Primavera, aparece a la misma hora que el año anterior; si es Verano, lo mismo; o si es Otoño o Invierno.
-Pobres de nosotros si se desviara el canto de un duro.
-Olvídate ya de los duros, Eusebio, que ahora son euros. Mis hijos, cuando eran pequeños, hicieron un reloj en la pared: a las siete, una señal; a las ocho, otra señal, y así. Al día siguiente sabían la hora por las señales.
-¿Pero el Sol no permanece quieto?
-Esa duda tuvieron muchos hasta Galileo. Este astrónomo se dio cuenta de que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol. Pero era lo mismo: Como la Tierra giraba y daba una vuelta al Sol cada año, este salía y se escondía a la misma hora. En ese juego perfecto de movimientos –rotación, traslación, sideral con los demás astros- en cada momento del año se repetía con el anterior la situación de las sombras horarias. Si en Julio se hacía la prueba, al año siguiente en Julio servía el reloj fabricado el año anterior.
-Para saber la hora exacta por ese procedimiento, Blas, harían falta tantos relojes como días tiene el año, porque los días crecen y menguan según las Estaciones. Si era siete de Julio, San Fermín, habría que mirar el reloj de ese día para saber la hora por la sombra proyectada. Si era uno de Enero, Año Nuevo, habría que mirar el reloj del uno de Enero.
-Y en el mismo lugar del Planeta, que si habías cambiado España por América, también era otra hora. Es decir, que en cada punto de la Tierra serviría un reloj distinto. O sea, que harían falta millones y millones de relojes por si cambiabas de domicilio.
-De meridiano, mejor, que si estás en España no es lo mismo que si estás en Filipinas o en las Islas Canarias.
-Aún mejor si cambias de coordenadas geográficas, que si estás en el paralelo 40 no es igual que si estás en el Ecuador o en el Polo.
-Muy complicado lo veo, Eusebio: lo mejor es un reloj suizo y que te diga él la hora.

Francisco Tomás Ortuño.  Murcia


domingo, 21 de junio de 2015

Zapatero a tus zapatos.

Fumarolas : 21 Junio 2015
Fragmento

-¡Qué difícil será, Evaristo, escribir en la prensa para un público tan diverso. Lo que unos ven bien, otros ven mal.

-Los periodistas, Julián, no debían salirse de su cometido, que es contar y punto. No opinar si es mejor o peor, bueno o malo, sino ser objetivos y decir a los demás lo que estén seguros que ha ocurrido porque lo han visto.

-Agradecidos debemos estar los que no somos periodistas: desde  casa, tomando café, aunque llueva o nieve, leer la prensa. Otros han madrugado y salido contra viento y marea para llevarle noticias que han ocurrido.

-Pero eso no le da derecho a verter sus propias opiniones. Hay otra personas que opinan: unos a favor y otros en contra. De la misma noticia escueta que ha dejado el periodista, cada uno la ve de una forma. Deliberan, debaten… No siempre de la discusión sale lo justo, pero por lo menos lo intentan. Siempre mejor que opinar el periodista o informador, cuya misión no es otra que dar la noticia.

-Sí, que cada persona debía dedicarse solo a su trabajo: el panadero a vender pan y el relojero a vender relojes; el  periodista a dar noticias y el comentarista a comentarlas; el  futbolista a jugar y el locutor de radio a radiar el partido.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia