jueves, 30 de abril de 2015

La tierra de nadie y otros relatos.

Fumarolas : 30 abril 2015, jueves, Santa Sofía

Ayer te hablé de “Alfanhuí”, de Sánchez Ferlosio. Luego cogí, también al azar, otro libro. Se trataba del número cuarenta y cinco de la misma Colección RTV. ¿Autor? Ignacio Aldecoa. ¿Título? “La tierra de nadie y otros relatos”. En la primera página había escrito: Es propiedad, Marzo 70.

Aldecoa fue, como Sánchez Ferlosio, un escritor de la posguerra, y pertenece al realismo social de la época, como Ana María Matute y otros. Los relatos son: Chico de Madrid, Seguir de pobres, Hasta que llegan las doce, Un cuento de Reyes… aparte del que encabeza la lista y da nombre al libro: La tierra de nadie.

Aldecoa nació en Vitoria, en julio del año veinticinco, ocho años antes que yo. Sufrió, por tanto, los mismos avatares de mi infancia y la de muchos que nacimos por aquellos años. Nuestros padres, más que nosotros, vivieron las miserias de una guerra civil. A nosotros nos tocó sufrir las consecuencias.

Como murió en el sesenta y nueve, a los cuarenta y cuatro años, no le puedo preguntar en qué ocupaba su tiempo ni cuáles fueron sus juegos preferidos. Ni si conoció a Unamuno. Como don Miguel murió en el treinta y seis, pudo ser, aunque difícil, que uno salía y otro entraba en la cancha. Ignacio tenía once años cuando murió don Miguel. Vivimos la misma sociedad, la misma época, con todo cuanto suponía conocer el estraperlo y la restauración social de tres años de bombas.

¿En qué bando estuvo tu padre, Ignacio? ¿Y tú qué hacías? ¿Ibas a la “ikastola” de tu pueblo? ¿Te gustaba ya escribir? Creo que nos hubiéramos comprendido. Tus cuentos hablan de cosas que conocimos los dos. En Los pájaros de Baden Baden escribes: “Entró Elisa y su vestido estampado flotó un poco al andar y pareció que había entrado algo de aire con ella.

-Buenas tardes –dijo Elisa-. Tal vez he interrumpido…
-Un momento, ahora vengo, voy a refrescarme, estoy grogy, absolutamente grogy, ¿vale?
         -Vale –dijo Elisa divertida y se sentó en una de las butacas. Oyó las sonoras abluciones, cómo se sonaba las narices y el ruido que hacía al enjuagarse la boca.


Francisco Tomás Ortuño.  Jumilla (Murcia)

miércoles, 29 de abril de 2015

La pólvora.

Fumarolas : 29 abril 2015, miércoles, Santa Catalina de Siena
Fragmento

¿Qué va a pasar, Señor? ¿Cuál será el futuro de los libros? Ayer mismo estuve repasando los de la Colección RTV, que con tanto cariño guardo. Cien ejemplares que llevan por título genérico “Biblioteca Básica Salvat” y los compraba, uno cada semana, en el kiosco de Teófilo, por el año mil novecientos setenta, según fecha que puse en muchos de ellos.
Cogí uno al azar: Número 73, “Alfanhuí” de Sánchez Ferlosio. En la primera página vi escrito con mi letra: Es propiedad, hoy sábado, 10 octubre de 1.970. Me puse a leer. Sánchez Ferlosio pertenece al realismo social que se vislumbra con Delibes, Sánchez Mazas y otros en la década de los cincuenta, tras la sequía de los años anteriores por la Guerra Civil.
Al final de la primera parte, Capítulo XVIII, leo: “Alfanuhí abrió la puerta de la casa. La luz de la cocina salió al campo… Al resplandor vino una liebre y se paró frente a la puerta. Alfanuhí sintió un trallazo en sus músculos y echó a correr por la nieve. La liebre iba saltando delante de él, haciendo cabriolas silenciosas, hacia una colina sin árboles…”

                                                      …….

-Los chinos van a suplantar a los americanos en poder y sabiduría. Hoy hay más chinos en China que blancos en el resto del mundo. De siete mil millones de habitantes que hay en el planeta, más de mil quinientos millones son chinos. Ellos saben que tuvieron una civilización avanzada y que inventaron la pólvora.
-¿Inventaron la pólvora?
-Así es, mezclando salitre, azufre y carbón vegetal en proporciones adecuadas. Y fabricaron fuegos artificiales en sus celebraciones. Luego el invento se trasladó a la guerra. Hasta buscaron un elixir que les diera la inmortalidad. Y mezclando minerales y vegetales, querían convertir en oro cualquier sustancia. Con piedra imán, inventaron la brújula, que se alineaba por sí misma en dirección Norte. Ellos saben que fueron mucho en civilizaciones anteriores y están orgullosos de ser lo que fueron.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

martes, 28 de abril de 2015

Examen de inglés.

Fumarolas : 28 abril 2015, martes, San Prudencio
Fragmento
Mis nietos Jaime y Pablo vinieron esta mañana a casa. Dijeron sus padres que habían pasado mala noche. Pobres padres que tienen que trabajar a otro día. Porque no cabe decir: “Me quedo en casa porque no he dormido bien”. ¿A quién le importa que hayas pasado la noche en vela? Tú a las nueve a currar y punto. Por eso lo de criar hijos tiene su mérito y su tiempo.

Ahora Pablo toca en el piano “Noche de paz”, ¡qué ironía! Tiene por lo visto buen oído. Cada uno hace lo que está en él hacer. Es un misterio, que teniendo facultades bien desarrolladas para unas cosas, las tengas secas para otras. Y como naturaleza manda, ella dice lo que puedes hacer y lo que debes abandonar.

Hay zonas del cerebro que te impelen a hacer unas cosas y zonas secas de poco jugo vital. ¿Quién conoce el cerebro para saberlo? Cuando se sepa lo que encierra y lo que dice habremos descodificado sus mensajes.

Ahora vienen con un libro de inglés. Mañana tienen un examen y tienen que  saber una lista de verbos irregulares en presente y en pasado. Les pregunto cómo se dice “ser” en inglés y me responden que “be”, como una oveja cuando bala. “¿Y hacer?”, sigo. “Do”, me contestan. ¿Cómo van a saber mis nietos hablar en esa lengua si se aprendan así los verbos irregulares?

Veo que tienen mala cara, sobre todo Jaime. Mala cara de miedo al examen. Les diría que no los aprendan, pero me callo. Que sepan tres o cuatro y que Dios reparta suerte.Si en el cerebro llevan zonas favorables para aprender inglés lo aprenderán y si no las llevan, por más empeño que  pongan, no lo conseguirán. Pablo sigue con el piano. ¿Irá para músico?


Francisco Tomás Ortuño. Murcia

lunes, 27 de abril de 2015

Cada cual es él y solo él.

Fumarolas : 27 abril 2015, lunes, N.S. de Monserrat
Fragmento

Los niños quieren trabajar, estar ocupados: escribe diez nombres de animales, números romanos del uno al veinte, haz un dibujo; escribe diez frases de tres palabras: el perro ladra, el gato come; frases de cuatro palabras: mi casa es grande, el gato caza ratones; frases sobre el campo, sobre el perro; cuenta lo que hiciste ayer...  El niño quiere trabajar. Estar sin hacer nada le aburre.
-Pero todos no nacen con las mismas capacidades. ¿Qué hacer entonces?
-Pedir a cada uno lo que pueda dar. Al que pueda dar cinco no le pidas seis y al que pueda dar ocho no lo dejes en siete. Así de sencillo. Cada niño es como una planta que hay que atender. Lo último es abandonarlo a su suerte.
Unos aprenderán con rapidez, otros serán más lentos, pero a su ritmo seguirán adelante. Dice un refrán, oportuno para estos casos, que “no por madrugar amanece más temprano”. Quizás perjudiquemos al niño que, sin poder, le obliguemos a hacer lo que no puede.
Cada niño a su ritmo, que no al ritmo de los otros. Habrás visto que no todos andan al mismo tiempo. Hasta si los obligas, los puedes perjudicar.  Nunca debemos apremiar al niño a que se adelante en su natural constitución. Entre dos niños no solo no llevan distinto paso en su crecimiento sino que en un campo uno puede ir por delante y en otro lo contrario.
Es la mente muy vasta y extraña. A uno se le dan bien las operaciones aritméticas y a otro el lenguaje. Uno comprende bien las plantas y otro los números. No podemos tachar de torpe a quien no comprende la Historia por más que a los padres les gustara.  
El cerebro tiene sus caprichos que no podemos cambiar aunque queramos. No puede haber dos niños iguales, ni uno superior a otro en todo. Es él y hay que quererlo como es.
-Si esto lo comprendieran las parejas en el matrimonio, sabrían que hay que aceptar al otro como es. Y en la sociedad, que debemos ayudarnos más que censurarnos.
Cuando eran pequeños mis hijos, quiso mi mujer que estudiaran música. Así fue, pero unos llegaron y otros se quedaron a medio camino. Y eso pasa a todos en todos los terrenos, porque nadie es igual a otro. Cada cual es él y solo él.


Francisco Tomás Ortuño. Murcia

viernes, 24 de abril de 2015

De Cervantes y el Quijote.



Buenas tardes. Vamos a hablar hoy de don Miguel de Cervantes Saavedra y de Don Quijote de la Mancha, por el Día del Libro que celebramos.

Quiero decir, ante todo, que he sido siempre un acérrimo seguidor y amigo de Cervantes: Cuando era niño, mi padre nos leía a sus cinco hijos las aventuras de don Quijote,  y los nombres de don Quijote, Sancho Panza, Dulcinea del Toboso, Casildea de Vandalia, La princesa Micomicona, Ginés de Pasamonte, Sansón Carrasco, Zoraida, etc. nos eran luego familiares.

En mi casa nunca faltó un Quijote. Cuando volvía a casa, muchas veces, cogía el libro y leía un Capítulo al azar. ¡Cuánto habré reído y habré sufrido con él! “En la próxima vencerá”, le decía yo para consolarlo.

Hasta escribí un libro que titulé: “Don Felipe de la Mancha, Quijote del siglo XX”. Cuando Felipe González era Presidente de la nación, lo comparaba a don Quijote: era idealista y soñaba con ser Presidente universal, o a mí me lo parecía.

Con don Javier Solana, ministro de Exteriores, fue a diversos países en un avión, a exponer su idea. En uno de los viajes, cuando volvieron encontraron a Aznar en la Moncloa de Presidente, aclamado por el pueblo.

También escribí otra novela titulada: “Aventuras de Policarpo”. Policarpo era, como don Quijote, un luchador contra las injusticias. Se llamaba a sí mismo “Soldado de Cristo” y defendía a los oprimidos y maltratados.

Cuando tuve setenta años, fui a la Universidad a hacer el Doctorado. Uno de los Profesores, en su momento, me preguntó sobre quién iba a hacer mi Tesis Doctoral. Sin dudar le dije: “Sobre don Quijote de la Mancha”. “Del Quijote está todo dicho”, me contestó. Quedé aturdido, triste, como teniendo que dejar a un amigo de toda la vida abandonado.

En casa pensé que muchos mayores, incluso Profesores de universidad, me habían confesado, para asombro mío, que no habían leído el Quijote. “¿Cómo es posible –me preguntaba yo- que una novela que a mí me encanta tanto no guste a otros?”. Y deduje que no lo habían aprendido bien, que no habían tenido la suerte de que su padre se lo leyera cuando eran niños.

Volví a la Universidad y le dije al Profesor: “Mi Tesis Doctoral versará sobre “Didáctica magna universale omnes omnia docendi artificium exhibens”, o ”Cómo enseñar cualquier materia con ingenio”. Y escribí tres libros del Quijote:

Uno para niños hasta los seis años, para ser leído por los padres, para que el niño oyera aventuras del Quijote y, sobre todo, nombres que luego recordaría. Otro para alumnos de primaria, de seis a doce años, con todos los Capítulos abreviados, como contados por el Maestro en la Escuela. Y, por fin, un “Quijote Explicado”, para mayores:

En un lugar de la Mancha: Cervantes comienza su novela en un pueblecito manchego.
De cuyo nombre no quiero acordarme: A propósito no dice cuál es. Al final, leemos: “Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso decir por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen por ahijársele y tenerlo por suyo…”



Hablemos ya de don Miguel de Cervantes: Nació en Alcalá de Henares, Madrid, en 1547, cuando reinaba en España Carlos I de España y V de Alemania. Fue el cuarto de siete hermanos y sus padres fueron Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Se sabe poco de sus primeros años. Que vivió en varias ciudades con la familia y que en 1568 era discípulo del humanista don Juan López de Hoyos.

Este profesor debía de apreciarlo mucho cuando en un libro dedicado a la muerte de  Isabel de Valois, esposa del Rey, donde escriben grandes escritores de la época, incluye poesías suyas.

Toma parte en la batalla de Lepanto contra los turcos, en 1571, siendo herido en el brazo izquierdo, que se le queda inútil.

Cuando vuelve a España, su nave es apresada por piratas berberiscos y llevado a Argel, donde permanece cautivo más de cinco años. Rescatado por los frailes trinitarios  vuelve a España en 1580.

Casa con Catalina de Salazar, teniendo él 37 años y ella 19. Su vida está llena de apuros económicos y complicaciones judiciales. Los últimos años los pasó en Madrid, donde murió el 23 de abril de 1616.
     
Cervantes escribió poesías siempre: Al túmulo de Felipe II, las que intercala en sus obras –La Gitanilla, Don Quijote…-; pero había otros que lo superaban: San Juan de la Cruz, Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, fray Luis de León… Él mismo lo reconocía:

Yo que siempre me afano y me desvelo
Por parecer que tengo de poeta
Los dones que no quiso darme el cielo…

En el teatro, escribió obras importantes como el Cerco de Numancia o El Trato de Argel; pero Lope de Vega, “Monstruo de la naturaleza” y “Fénix de los ingenios” fue llamado por sus contemporáneos, quince años más joven que Cervantes, crea un teatro nuevo, popular, que lo supera:
Más de ciento en horas veinticuatro,
pasaron de las musas al teatro.

Es en la novela donde se encuentra bien, sin que nadie lo supere: Novela pastoril: La Galatea -1585-; Novelas

ejemplares: la Gitanilla, La fuerza de la sangre, El casamiento engañoso, El celoso extremeño… –No hay ninguna de la que no se pueda sacar un ejemplo provechoso, dice él mismo-; La novela bizantina         -aventuras y viajes fantásticos-: Los trabajos de Persiles y Sigismunda; y, sobre todo, El Quijote, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Don Quijote es el libro más famoso de la literatura española. Es la historia de don Alonso Quijano, un hidalgo manchego, que pierde el juicio a fuerza de leer Libros de Caballerías.

Imagina que es un caballero andante como los de sus libros; y se va una mañana con Sancho Panza, labriego de su aldea, “hombre de poca sal en la mollera”, que le sirve de escudero; y se encomienda al amor de su dama Doña Dulcinea del Toboso, como hacían los caballeros andantes de sus libros.

Quiere poner remedio a todo lo que encuentra mal, y corre muchas aventuras. Hasta que, al final, es vencido en  Barcelona, vuelve a su casa y muere después de haber recobrado el juicio.


La novela del Ilustre Hidalgo don Quijote de la Mancha ofrece dos aspectos indudables, que vamos a tratar: uno histórico y otro lingüístico.

Aspecto histórico: ¿Por qué nace el Quijote cuando lo hace y no antes ni después?

El Rey Carlos I de España y V de Alemania es nieto de los Reyes Católicos Isabel y Fernando, e hijo de doña Juana la Loca y don Felipe el Hermoso. Su hijo Felipe II, que vive cuando Cervantes, en la segunda mitad del siglo XVI, 1556 – 1598, posee tal imperio que puede  decir que “en sus dominios no se ponía el sol”. En Europa: España, Alemania, Portugal, Países Bajos, Sicilia, Nápoles, Cerdeña y Milán. En África: Orán, Túnez, Mozambique. En Asia: Filipinas y zonas de la India. Toda la América conocida entonces.

Mantener tan gran Imperio era difícil. Había constantes guerras: Con Francia, con los turcos, con los Países Bajos… Felipe II quiso mantener la unidad católica en todos sus reinos; por eso los musulmanes y los protestantes fueron sus principales enemigos. En 1588, la Armada Invencible de España contra Inglaterra es derrotada. 

El esplendor de la Casa de Austria, de Carlos I y Felipe II no se podía mantener. La decadencia se veía venir. Cervantes ve con la derrota de la Armada Invencible en 1588 el desplome del imperio español. Quevedo también lo dijo;

“Miré los muros de la Patria mía,
Si un tiempo fuertes ya desmoronados,
De la carrera de la edad cansados,
Por quien caduca ya su valentía…

Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuera recuerdo de la muerte.

Luego advierte:

Que es más fácil, España, en muchos modos
Que lo que a todos le quitaste sola
Te puedan a ti sola quitar todos.

Y Cervantes escribe el Quijote: Su idealismo no puede con el realismo de Sancho Panza:

-Voy a librar una descomunal batalla con gigantes, Sancho. Si tienes miedo, déjame solo.
-Pero ¿no ve que son molinos?


Aspecto lingüístico.- ¿En qué momento de la lengua  española está escrito el Quijote?

Las lenguas son seres vivos: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Evolucionan con arcaísmos y neologismos y hay parentesco entre ellas.

Hubo una lengua primitiva llamada Aria o Indoeuropea que dio lugar a otras lenguas: albanés, céltico, eslavo, griego, itálico… Del itálico nacieron el Latín, el osco, el úmbrico… El Latín, por tanto, es sobrino del griego. Los romanos hablaban el latín, pero tenían un imperio tan grande que el mar Mediterráneo era como una piscina. Lo llamaban Mare nostrum o nuestro mar.

Del latín nacieron el español, el portugués, el francés, el italiano, el rumano… Y del español las lenguas americanas del Sur, menos Brasil; del Centro: Guatemala, el Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá; y del Norte: Méjico.

La primera obra en lengua castellana es del siglo XII: El Cantar de Mío Cid. De 1140 según Menéndez Pidal, un gran filólogo. Cuenta la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, desterrado por el Rey Alfonso VI. “¡Qué buen vasallo si oviera buen Señor!”. Consta de tres partes el libro: El destierro del Cid; Las bodas de sus hijas, doña Elvira y doña Sol, y La afrenta de Corpes.

La obra es anónima, aunque al final leemos: “Qui me scripsit scribat semper cum domino vivat. Per Abbat lo escribió”. Este Per Abbat fue un copista.

En el siglo XIII destacan escritores en lengua castellana como Gonzalo de Berceo –Vidas de Santos, Poemas religiosos…-; Alfonso X el Sabio –Las Partidas, Libros de Ajedrez…; en el siglo XIV, don Juan Manuel –El Conde Lucanor-; El Arcipreste de Hita –El Libro de Buen Amor-; en el siglo XV: El Marqués de Santillana, Jorge Manrique, Juan de Mena…

Y los Libros de Caballerías: Aventuras fantásticas de caballeros andantes sin miedo y sin tacha. La literatura caballeresca en España nace con el Amadís de Gaula. El caballero es admitido en la Orden cuando es armado caballero y jura poner todas sus fuerzas al servicio de Dios, de la mujer y de los débiles.
La caballería deja de tener valor cuando las grandes monarquías organizan un ejército y un servicio de seguridad.   Por eso la figura de don Quijote es objeto de burlas, porque es una figura anacrónica, anticuada.

En los siglos XVI y XVII, llamado Siglo de Oro, con un español ya consolidado, los grandes escritores de la lengua:  Fray Luis de León –La perfecta casada, Los nombres de Cristo…: Santa Teresa de Jesús –Las Moradas, El Libro de las fundaciones…; San Juan de la Cruz –Noche oscura del alma, Cántico espiritual…; Lope de Vega –El mejor alcalde el Rey, Fuenteovejuna…; Tirso de Molina –El condenado por desconfiado, Don Gil de las calzas verdes…; Luis de Góngora –Soledades-, Francisco de Quevedo –La vida del Buscón-; Calderón de la Barca –El Alcalde de Zalamea, La vida es sueño…

Y entre estas figuras eminentes de las letras, don Miguel de Cervantes. 


                Francisco Tomás Ortuño

La mujer es el motor de la vida.

Fumarolas : 24 abril 2015, viernes, San Honorio

Murcia, las ocho y media, en este camarín aislado y silencioso, en este sol de camarín.
-San Pusicio fue prefecto de los artesanos del Rey.
-¿Qué cargo era ese?
-Cuidar que cada uno hiciera bien lo que tenía que hacer.
-¡Qué oficio tan raro!
-No te creas, Adolfo, que cuando estaba es porque hacía falta. Hoy en muchas actividades no vendría mal un prefecto, que hay personas que se duermen si nadie los vigila.
-Decía que San Pusicio era prefecto del rey Sapor, y por ayudar al sacerdote Ananías lo mataron. Fue, por tanto, mártir: murió defendiendo su fe.

No hay quien me lo quite de la cabeza, Adolfo: la mujer es el motor de la vida. Si falla el motor, ¿quién puede hacer lo demás? ¿Qué hace un coche sin motor? ¿Qué hace un avión que no alza el vuelo?
-O que en el aire se para, Arsenio.
-También puede darse, que hay personas que van bien y, de la noche a la mañana, cambian el rumbo.
-¿Tú crees que la Santa de Ávila, u otras como ella, podía  cambiar a mitad de camino?
-Yo no pongo la mano en el fuego por nadie, Arsenio, que el demonio, que gobierna el mundo cuando Dios se duerme, es muy astuto. Todo puede ser, Arsenio, todo puede ser. El demonio se cuela en uno y revuelve la casa, hasta los pensamientos y sentimientos. Hace ver lo blanco negro y viceversa; hace que sea otra persona distinta. Luego dicen: “Este no es mi Juan, que me lo han cambiado”, y es así. Y esto en el hombre y en la mujer.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

jueves, 23 de abril de 2015

Apócrifo.

Fumarolas : 23 Abril 2015, jueves, San Jorge, “Día del Libro”.

-¿Subirían anteayer a la Virgen de la Fuensanta, Prudencio? Las campanas de la catedral andaban nerviosas, como despidiéndola.
-Como sabes, la bajan a las fiestas y la suben después, Zoilo.
-¿Y a qué la bajan si no ve las procesiones; ni va a los Huertos a comer paparajotes?
-Doctores tiene la Iglesia, Prudencio. Ellos sabrán a qué obedecen las bajadas y subidas. Si viviera Lope “el de las comedias”, diría como dijo por motivos diferentes: “Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, quiero amiga que me digas, ¿son de alguna utilidad?”.
-No juzguemos lo que no sabemos. ¿Perdemos algo con que la Virgen se pasee?

-Lo que has dicho de Lope de Vega me hace pensar que fue el autor del Quijote apócrifo.
-Mira ahora por dónde me sales. ¿Qué te hace sospechar que don Lope era Avellaneda?
-Lo fácil que se encontraba escribir; más de ciento en horas veinticuatro, de la cabeza a las tablas; y lo mal que se llevaba con don Miguel. Eran enemigos acérrimos de la pluma. Cervantes envidiaba a Lope por ser tan prolífico, y Lope a Cervantes porque sabía lo que era capaz de hacer. Para mí que cada uno vivía pendiente del otro, sin querer darlo a conocer.
-Y como pasaban los años y la Segunda Parte del Quijote no se  publicaba, Lope se diría: “Ya que no te decides, seré yo quien lo haga y firmaré con un pseudónimo; “Avellaneda” mismo, que suena bien”. Y se publicó el Quijote apócrifo de Avellaneda.
Cervantes que vio su novela con Segunda Parte por el mundo, se dio prisa en terminar la suya, no sin antes decir: “¡Válgame Dios, y con cuántas ganas debes de estar esperando este Prólogo, creyendo que vas a encontrar venganzas, riñas y vituperios. Pues no te he de dar ese gusto, ni me pasa por el pensamiento: con su pan se lo coma y allá se lo haya.
Lo que más he sentido es que me tilde de viejo y de manco, como si en mí estuviera detener el tiempo o si mi manquedad hubiera nacido en una taberna y no en la más alta ocasión que vieron los siglos”.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia

miércoles, 22 de abril de 2015

Memoria.

Fumarolas : 22 abril 2015, miércoles.
Fragmento

Murcia, las nueve y media, San Mapálico, “mártir del siglo III, durante la persecución del emperador romano Decio”.

Don Máximo, Director del Colegio de Enseñanza Media “San Francisco de Asís” de Jumilla, sacerdote y profesor de latín, nos hacía aprender de memoria muchas cosas: por ejemplo, los Reyes Godos: Ataúlfo, Sigerico, Walia, Teodoredo, Turismundo, Teodorico, Eurico, Alarico… Ayudar a Misa: Ad deum qui laetificat juventutem meam; quia tu es deus fortitudo mea, quare me repulisti et quare tristis incedo dum affligit me inimicus… Hijos de Jacob: Rubens, Simeon, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín; lenguas procedentes del Indoeuropeo: Indo, Iranio, Albanés, Báltico, Céltico, Eslavo, Armenio, Germánico, Griego, Itálico; del Itálico: el latín, el osco, el úmbrico; del latín: el español, francés, portugués, italiano, rumano; del español: lenguas sudamericanas menos Brasil; lenguas centroamericanas; del norte, México. O los emperadores romanos que perseguían a los cristianos: Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Maximino Tracio, Septimio Severo, Decio… Por eso, al ver el nombre de Decio he recordado el Colegio. Gracias, don Máximo. En cambio ahora: “¿Su DNI?”. “¿Su teléfono?”. “¿A dónde iba yo?”. “¿Dónde lo he visto antes?”. Ay, la memoria.


Francisco Tomás Ortuño.  Murcia