Buenas tardes. Vamos a hablar hoy de don Miguel de Cervantes Saavedra y de Don Quijote de la Mancha, por el Día del Libro que celebramos.
Quiero decir, ante todo, que he sido siempre un acérrimo seguidor y amigo de Cervantes: Cuando era niño, mi padre nos leía a sus cinco hijos las aventuras de don Quijote, y los nombres de don Quijote, Sancho Panza, Dulcinea del Toboso, Casildea de Vandalia, La princesa Micomicona, Ginés de Pasamonte, Sansón Carrasco, Zoraida, etc. nos eran luego familiares.
En mi casa nunca faltó un Quijote. Cuando volvía a casa, muchas veces, cogía el libro y leía un Capítulo al azar. ¡Cuánto habré reído y habré sufrido con él! “En la próxima vencerá”, le decía yo para consolarlo.
Hasta escribí un libro que titulé: “Don Felipe de la Mancha, Quijote del siglo XX”. Cuando Felipe González era Presidente de la nación, lo comparaba a don Quijote: era idealista y soñaba con ser Presidente universal, o a mí me lo parecía.
Con don Javier Solana, ministro de Exteriores, fue a diversos países en un avión, a exponer su idea. En uno de los viajes, cuando volvieron encontraron a Aznar en la Moncloa de Presidente, aclamado por el pueblo.
También escribí otra novela titulada: “Aventuras de Policarpo”. Policarpo era, como don Quijote, un luchador contra las injusticias. Se llamaba a sí mismo “Soldado de Cristo” y defendía a los oprimidos y maltratados.
Cuando tuve setenta años, fui a la Universidad a hacer el Doctorado. Uno de los Profesores, en su momento, me preguntó sobre quién iba a hacer mi Tesis Doctoral. Sin dudar le dije: “Sobre don Quijote de la Mancha”. “Del Quijote está todo dicho”, me contestó. Quedé aturdido, triste, como teniendo que dejar a un amigo de toda la vida abandonado.
En casa pensé que muchos mayores, incluso Profesores de universidad, me habían confesado, para asombro mío, que no habían leído el Quijote. “¿Cómo es posible –me preguntaba yo- que una novela que a mí me encanta tanto no guste a otros?”. Y deduje que no lo habían aprendido bien, que no habían tenido la suerte de que su padre se lo leyera cuando eran niños.
Volví a la Universidad y le dije al Profesor: “Mi Tesis Doctoral versará sobre “Didáctica magna universale omnes omnia docendi artificium exhibens”, o ”Cómo enseñar cualquier materia con ingenio”. Y escribí tres libros del Quijote:
Uno para niños hasta los seis años, para ser leído por los padres, para que el niño oyera aventuras del Quijote y, sobre todo, nombres que luego recordaría. Otro para alumnos de primaria, de seis a doce años, con todos los Capítulos abreviados, como contados por el Maestro en la Escuela. Y, por fin, un “Quijote Explicado”, para mayores:
En un lugar de la Mancha: Cervantes comienza su novela en un pueblecito manchego.
De cuyo nombre no quiero acordarme: A propósito no dice cuál es. Al final, leemos: “Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso decir por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen por ahijársele y tenerlo por suyo…”
Hablemos ya de don Miguel de Cervantes: Nació en Alcalá de Henares, Madrid, en 1547, cuando reinaba en España Carlos I de España y V de Alemania. Fue el cuarto de siete hermanos y sus padres fueron Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Se sabe poco de sus primeros años. Que vivió en varias ciudades con la familia y que en 1568 era discípulo del humanista don Juan López de Hoyos.
Este profesor debía de apreciarlo mucho cuando en un libro dedicado a la muerte de Isabel de Valois, esposa del Rey, donde escriben grandes escritores de la época, incluye poesías suyas.
Toma parte en la batalla de Lepanto contra los turcos, en 1571, siendo herido en el brazo izquierdo, que se le queda inútil.
Cuando vuelve a España, su nave es apresada por piratas berberiscos y llevado a Argel, donde permanece cautivo más de cinco años. Rescatado por los frailes trinitarios vuelve a España en 1580.
Casa con Catalina de Salazar, teniendo él 37 años y ella 19. Su vida está llena de apuros económicos y complicaciones judiciales. Los últimos años los pasó en Madrid, donde murió el 23 de abril de 1616.
Cervantes escribió poesías siempre: Al túmulo de Felipe II, las que intercala en sus obras –La Gitanilla, Don Quijote…-; pero había otros que lo superaban: San Juan de la Cruz, Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, fray Luis de León… Él mismo lo reconocía:
Yo que siempre me afano y me desvelo
Por parecer que tengo de poeta
Los dones que no quiso darme el cielo…
En el teatro, escribió obras importantes como el Cerco de Numancia o El Trato de Argel; pero Lope de Vega, “Monstruo de la naturaleza” y “Fénix de los ingenios” fue llamado por sus contemporáneos, quince años más joven que Cervantes, crea un teatro nuevo, popular, que lo supera:
Más de ciento en horas veinticuatro,
pasaron de las musas al teatro.
Es en la novela donde se encuentra bien, sin que nadie lo supere: Novela pastoril: La Galatea -1585-; Novelas
ejemplares: la Gitanilla, La fuerza de la sangre, El casamiento engañoso, El celoso extremeño… –No hay ninguna de la que no se pueda sacar un ejemplo provechoso, dice él mismo-; La novela bizantina -aventuras y viajes fantásticos-: Los trabajos de Persiles y Sigismunda; y, sobre todo, El Quijote, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Don Quijote es el libro más famoso de la literatura española. Es la historia de don Alonso Quijano, un hidalgo manchego, que pierde el juicio a fuerza de leer Libros de Caballerías.
Imagina que es un caballero andante como los de sus libros; y se va una mañana con Sancho Panza, labriego de su aldea, “hombre de poca sal en la mollera”, que le sirve de escudero; y se encomienda al amor de su dama Doña Dulcinea del Toboso, como hacían los caballeros andantes de sus libros.
Quiere poner remedio a todo lo que encuentra mal, y corre muchas aventuras. Hasta que, al final, es vencido en Barcelona, vuelve a su casa y muere después de haber recobrado el juicio.
La novela del Ilustre Hidalgo don Quijote de la Mancha ofrece dos aspectos indudables, que vamos a tratar: uno histórico y otro lingüístico.
Aspecto histórico: ¿Por qué nace el Quijote cuando lo hace y no antes ni después?
El Rey Carlos I de España y V de Alemania es nieto de los Reyes Católicos Isabel y Fernando, e hijo de doña Juana la Loca y don Felipe el Hermoso. Su hijo Felipe II, que vive cuando Cervantes, en la segunda mitad del siglo XVI, 1556 – 1598, posee tal imperio que puede decir que “en sus dominios no se ponía el sol”. En Europa: España, Alemania, Portugal, Países Bajos, Sicilia, Nápoles, Cerdeña y Milán. En África: Orán, Túnez, Mozambique. En Asia: Filipinas y zonas de la India. Toda la América conocida entonces.
Mantener tan gran Imperio era difícil. Había constantes guerras: Con Francia, con los turcos, con los Países Bajos… Felipe II quiso mantener la unidad católica en todos sus reinos; por eso los musulmanes y los protestantes fueron sus principales enemigos. En 1588, la Armada Invencible de España contra Inglaterra es derrotada.
El esplendor de la Casa de Austria, de Carlos I y Felipe II no se podía mantener. La decadencia se veía venir. Cervantes ve con la derrota de la Armada Invencible en 1588 el desplome del imperio español. Quevedo también lo dijo;
“Miré los muros de la Patria mía,
Si un tiempo fuertes ya desmoronados,
De la carrera de la edad cansados,
Por quien caduca ya su valentía…
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuera recuerdo de la muerte.
Luego advierte:
Que es más fácil, España, en muchos modos
Que lo que a todos le quitaste sola
Te puedan a ti sola quitar todos.
Y Cervantes escribe el Quijote: Su idealismo no puede con el realismo de Sancho Panza:
-Voy a librar una descomunal batalla con gigantes, Sancho. Si tienes miedo, déjame solo.
-Pero ¿no ve que son molinos?
Aspecto lingüístico.- ¿En qué momento de la lengua española está escrito el Quijote?
Las lenguas son seres vivos: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Evolucionan con arcaísmos y neologismos y hay parentesco entre ellas.
Hubo una lengua primitiva llamada Aria o Indoeuropea que dio lugar a otras lenguas: albanés, céltico, eslavo, griego, itálico… Del itálico nacieron el Latín, el osco, el úmbrico… El Latín, por tanto, es sobrino del griego. Los romanos hablaban el latín, pero tenían un imperio tan grande que el mar Mediterráneo era como una piscina. Lo llamaban Mare nostrum o nuestro mar.
Del latín nacieron el español, el portugués, el francés, el italiano, el rumano… Y del español las lenguas americanas del Sur, menos Brasil; del Centro: Guatemala, el Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá; y del Norte: Méjico.
La primera obra en lengua castellana es del siglo XII: El Cantar de Mío Cid. De 1140 según Menéndez Pidal, un gran filólogo. Cuenta la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, desterrado por el Rey Alfonso VI. “¡Qué buen vasallo si oviera buen Señor!”. Consta de tres partes el libro: El destierro del Cid; Las bodas de sus hijas, doña Elvira y doña Sol, y La afrenta de Corpes.
La obra es anónima, aunque al final leemos: “Qui me scripsit scribat semper cum domino vivat. Per Abbat lo escribió”. Este Per Abbat fue un copista.
En el siglo XIII destacan escritores en lengua castellana como Gonzalo de Berceo –Vidas de Santos, Poemas religiosos…-; Alfonso X el Sabio –Las Partidas, Libros de Ajedrez…; en el siglo XIV, don Juan Manuel –El Conde Lucanor-; El Arcipreste de Hita –El Libro de Buen Amor-; en el siglo XV: El Marqués de Santillana, Jorge Manrique, Juan de Mena…
Y los Libros de Caballerías: Aventuras fantásticas de caballeros andantes sin miedo y sin tacha. La literatura caballeresca en España nace con el Amadís de Gaula. El caballero es admitido en la Orden cuando es armado caballero y jura poner todas sus fuerzas al servicio de Dios, de la mujer y de los débiles.
La caballería deja de tener valor cuando las grandes monarquías organizan un ejército y un servicio de seguridad. Por eso la figura de don Quijote es objeto de burlas, porque es una figura anacrónica, anticuada.
En los siglos XVI y XVII, llamado Siglo de Oro, con un español ya consolidado, los grandes escritores de la lengua: Fray Luis de León –La perfecta casada, Los nombres de Cristo…: Santa Teresa de Jesús –Las Moradas, El Libro de las fundaciones…; San Juan de la Cruz –Noche oscura del alma, Cántico espiritual…; Lope de Vega –El mejor alcalde el Rey, Fuenteovejuna…; Tirso de Molina –El condenado por desconfiado, Don Gil de las calzas verdes…; Luis de Góngora –Soledades-, Francisco de Quevedo –La vida del Buscón-; Calderón de la Barca –El Alcalde de Zalamea, La vida es sueño…
Y entre estas figuras eminentes de las letras, don Miguel de Cervantes.
Francisco Tomás Ortuño